Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Baila charanga, cumbia y pachanga

13/8/12 | |

Un guacal de blogs musicales sobrevivientes: Global groove, brings together music from around the globe/Beco do blues, vibraciones bluseras/PARALLEL REALITIES, si te gusta el mambo/Orgy in rythm, ropa interior transparente para oídos de gamuza/Snap, crackle and pop, vinilos polvorientos y agujas desgastadas/Electric jive, África es la cuna/Africolombia, pa' las caderas gozonas/Awesome tapes from Africa*, los pies no paran de bailar/Afrosoul descarga, ¡un podcast bombastic!.
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Un hombre acusado de bigamia en Inglaterra, salvado por un abogado que demuestra que en realidad tenía tres mujeres.

El cuarto estaba completamente vacío, si no contamos un escuálido rayito de sol de segunda mano que yacía sobre el piso.

No era uno de esos individuos esclavos de su palabra; todo lo contrario: actuaba tan despóticamente con sus promesas que hacía de ellas lo que quería.
Georg C. Lichtenberg (1742-1799).