Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Bebe tus lágrimas, Ninón

24/10/12 | |

NINÓN SEVILLA
Por Alejandro Aura.

Querida Ninón Sevilla:
quiero decirte que después de todo no ha sido tan difícil vivir
como me parecía en aquellas tardes de domingo en el cine Lux;
claro que mi abuela no me enseñó a quererte
sino todo lo contrario
pero mi educación fue tan tonta que mejor sigo puesto en tus trajes de rumba 
y en esa especie de turbante que le dio a mi vida, no sé por qué, la noción de la soledad.

Tarde o temprano se mueve el corazón por propio impulso

y va a dar derechito a su verdadero amor.
Porque nadie, Ninón, sabía moverse como tú; que lo digan mis ojos.
De nada me serviría ahora recordar los nombres de los nefastos galanes
que rodeaban las pistas en donde tú, en horas y horas de rodaje, tejiste la tela de araña en donde cayó mi gusto para siempre;
ellos qué, ya se deben haber muerto, o secado,
y nadie puede seguir cogiendo más allá de la muerte, Ninón.

Ahora que ya todo es fácil

no veo por qué callar los alaridos de mis recuerdos;
yo no volveré a vivir, ni tú tampoco,
de manera que es bueno lo que digo.

Tú eres lo que permanece,

en tus caderas tan movibles está puesta toda la eternidad que yo pueda manejar;
y el amor y el desamor a mi abuela,
el amor y el desamor a mi padre y a mi madre,
el amor y el desamor a mis mujeres
y el amor y el desamor a mis hijos
han estado marcados por la forma como tú movías las nalgas, Ninón, feliz de ser así,
y ajena por completo a esa marca de agua que imprimías en el alma 
sin chiste de un niño flaquito de la colonia San Rafael.

Bebe tus lágrimas

Alejandro