Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Los amigos, son pocos para buenos

30/12/12 | |

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Saber usar de los amigos. Ai en esto su arte de discreción; unos son buenos para de lejos, y otros para de cerca; y el que tal vez no fue bueno para la conversación lo es para la correspondencia. Purifica la distancia algunos defectos que eran intolerables a la presencia. No sólo se ha de procurar en ellos conseguir el gusto, sino la utilidad, que ha de tener las tres calidades del bien, otros dizen las del ente: uno, bueno y verdadero, porque el amigo es todas las cosas. Son pocos para buenos, y el no saberlos elegir los haze menos. Saberlos conservar es más que el hazerlos amigos. Búsquense tales que ayan de durar, y aunque al principio sean nuevos, baste para satisfación que podrán hazerse viejos. Absolutamente los mejores los mui salados, aunque se gaste una anega en la experiencia. No ai desierto como vivir sin amigos. La amistad multiplica los bienes y reparte los males, es único remedio contra la adversa fortuna y un desahogo del alma.
Baltasar Gracián (1601 - 1658), Oráculo manual y arte de prudencia.