Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

¿Me voy para Barranquilla?

24/1/13 | |

El lagarto astronauta 

Conocí a Viejo Bill cuando acampaba en Innamincka, al final de la carretera de Strzelecki, en la parte norte de Australia meridional. Viejo Bill era un myall, un aborigen nómada. Tenía un gunyah, un par de mujeres, algunos niños y media docena de perros establecidos en la ribera del arroyo Cooper, cerca de donde aquel par de idiotas de Burke y Wills lograron morir a pesar de los denodados esfuerzos de los aborígenes por salvarlos. Kenneth Cook.
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