Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea.
De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.
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Tres pasos hasta el escenario; Eins, Zwei, Drei. Camino como un trompo empapado en ginebra. La pianola, fiera neumática de dientes nacarados, me engulle con todo y dos rubias tetonas.
Una pausa en el infierno.
Sergio Fonván.
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