Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Dos fragmentos de sensatez

3/6/13 | |

"También a lady Middleton le agradó sobremanera la señora Dashwood. Había en ambas una especie de frío egoísmo que las hizo sentirse mutuamente atraídas; y simpatizaron entre sí en un insípido trato circunspecto y una total falta de entendimiento."

"La señora Ferrars era una mujer pequeña y delgada, erguida hasta parecer solemne en su aspecto, y seria hasta la acrimonia en su expresión. De cutis cetrino, sus facciones eran pequeñas, sin belleza ni expresividad natural; pero una afortunada contracción del ceño la había salvado de la desgracia de un semblante soso, al proporcionarle los recios rasgos del orgullo y el mal carácter. No era mujer de muchas palabras, puesto que, a diferencia del común de la gente, las adecuaba a la cantidad de sus ideas; y de las pocas sílabas que dejó caer, ni una sola estuvo dirigida a la señorita Dashwood, a quien miraba con la enérgica determinación de no encontrarle nada grato por ningún motivo."
Sensatez y sentimientos, Jane Austen. Traducción de la edición de Editorial Andrés Bello.