A fuerza de penas, de vanas subidas, a fuerza de ser rechazado desde el exterior, desde los exteriores que me había prometido a mí mismo alcanzar, a fuerza de caer rodando desde casi todas partes, he cavado en mi vida un canal profundo.
Más que reencontrarlo, lo que hago es caer de nuevo en él. Ahora me conmueve. Ha llegado a conmoverme aunque no me esclarezca, ni me ayude, ni me satisfaga. Antes bien me recuerda el auténtico límite que no me es dado franquear, salvo en contados instantes. De este modo, mediante su sempiterno "no sé qué", me confirma en una continuidad que jamás hubiera esperado, que soy el único en saber que poseo y que no aprecio en absoluto.
Por él navego a hurtadillas.
Henri Michaux. Adversidades, exorcismos. Traducción de Jorge Riechmann. Ediciones Cátedra.