Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea.
De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.
Esa máquina
El fotógrafo prepara su trípode y mete la cabeza bajo la manga. Aprieta el botón. Todo lo que ve delante del objetivo se precipita hacia él. Queda en el mundo un hueco incomprensible. Ya no se podrá llenar con nada.
Antonio Fernández Molina.
En la imagen:
A STAG AT SHARKEY'S, litografía,
George Bellows, 1917.