Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea.
De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.
Fotograma de la película
Quai des Orfevres (Henri-Georges Clouzot, 1947), cortesía de el blog
The BlowUp moment.
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Plano 1619, muchas películas clásicas esperando ser descargadas.