Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Una vitrina del TÍA en la Bogotá de los 60

4/4/15 | |

Al caer la tarde o cuando cae la noche

no ser nada para nadie
no ser nadie para nadie
así cae la noche sobre las palabras
astillas de canela para alumbrar
la lámpara con aceite
de esperanza
de esperanza de nada
ni de nadie
mientras en la boca, la sensación amarga de la madera,
la única que puede definir mi historia
la constancia del celacanto
en aguas inaccesibles
la soledad como una cruz de ceniza
la noche cayendo sobre Bogotá
el adiós dicho en lo lento
el adiós y yo insistiendo
en atrapar una última migaja

y cae la noche sobre Bogotá

soy apenas una extranjera
un animal que pasa
o que pasó

María Antonieta Flores.
Recogido en Bogotá en verso. Antología poética, 2007.