En el jardín de la gran casa están construyendo una inmensa horca. El señor de la gran casa, que lleva un traje oscuro que él cree que le favorece, defiende el tamaño de la horca porque así el ejecutado parecerá pequeño en el momento de su muerte. Pero sus críticos, cuyo gusto en ropa jamás igualará al suyo, dicen que la inmensa horca sólo resaltará la importancia del ahorcado. Tonterías, explica el señor de la gran casa, la horca es más que la horca y el ahorcado es menos que el ahorcado. Cualquier otra cosa es impensable.
Mark Strand.