Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Lugar

22/7/24 | |

 LUGAR
  
Sabeís que llevo un esquimal dormido
en el lugar del corazón.
Después de abandonar las catedrales,
el diasapón febril de las tabernas,
llegué al confín, a la frontera inalcanzada.
Sabeís que llevo un arenal baldío
en el lugar de las palabras.
Por debajo del miedo,
por caminos cerrados desde antiguo,
se aventuró la mano hasta el silencio.
Sabeís que llevo una pupila roja
en el lugar de la alegría.

Susana Thénon.