El visitante
Ha llegado a mi casa en silencio
¿Qué palabras habré de decirle?
Ha llegado a mi alma en silencio,
nadie sabe su nombre.
¡Ah! No es cierto que no lo esperara.
Día a día sentía más cerca
su mirada, sus pasos, y era
una extraña alegría.
–Alguien alza los ojos y ríe–
Un mar rompe sus olas muy lejos.
Dicha-sol conmovida, dorada,
¿cómo he de decirla?
Ahora todo ha nacido de nuevo.
Se ha lavado de viejos disfraces.
La luz canta de pie sobre el agua
luz, ala radiante.
En silencio ha llegado a mi alma.
Nadie sabe su nombre.
Nadie sabe su nombre.
Circe Maia.