Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea.
De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.
49. Noche de verano
Se encerró en su cuarto y se acostó, derrengado, sobre la cama. Durmió muy mal, sentía un calor sofocante y por su mente cruzaron horribles pesadillas. Se despertó exhausto y encendió la luz: su cuarto estaba lleno de cadáveres.
Pedro Ugarte.