Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Me pesan las cosas que tengo...

3/10/25 | |

Me pesan las cosas que tengo. Hay objetos que acumulo por gusto, necesidad o herencia y que invaden los metros cuadrados que tengo el atrevimiento de llamar míos. No es una revelación new age ni una diatriba anticapitalista decir que, por momentos, siento que las cosas se adueñan de mí: el baúl amarillo de Olinalá atiborrado de fotos viejas, el tintero de vidrio, la vajilla blanca de mi abuela, guardada en cajas de cartón desde hace años. Todo marcado por la enfermedad de sus dueños anteriores, con tumores en los pulmones y en el páncreas: quiero conservar estos objetos, pero no quiero volverlos a ver.


Fragmento de Mi madre vive aquí, de Isabel Zapata.