Me pesan las cosas que tengo. Hay objetos que acumulo por gusto, necesidad o herencia y que invaden los metros cuadrados que tengo el atrevimiento de llamar míos. No es una revelación new age ni una diatriba anticapitalista decir que, por momentos, siento que las cosas se adueñan de mí: el baúl amarillo de Olinalá atiborrado de fotos viejas, el tintero de vidrio, la vajilla blanca de mi abuela, guardada en cajas de cartón desde hace años. Todo marcado por la enfermedad de sus dueños anteriores, con tumores en los pulmones y en el páncreas: quiero conservar estos objetos, pero no quiero volverlos a ver.
Fragmento de Mi madre vive aquí, de Isabel Zapata.