Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Sospechas

26/7/24 | |

 Sospechas

Esta mañana se me ocurre que Nueva York debe estar llena de viudas o esposas desdeñadas de dictadores, torturadores u otros hijos de puta. Ellos las abandonan cuando se ponen viejas, meteretas y borrachas, y ellas no pueden quedarse en su país y en el escarnio, así que se vienen para acá y viven con sus caniches en Park Avenue. Deben ser débiles, presas fáciles de gigolós expertos. Ahora se me ocurre que debe haber gigolós especialistas, y me pregunto cómo será especializarse en ocupar el lugar de semejantes generales: a quién se le ocurrirá meterse en esas aguas o cobijas.

Martín Caparrós. Fotografía de Larry Racioppo.