Sospechas
Esta mañana se me ocurre que Nueva York debe estar llena de viudas o esposas desdeñadas de dictadores, torturadores u otros hijos de puta. Ellos las abandonan cuando se ponen viejas, meteretas y borrachas, y ellas no pueden quedarse en su país y en el escarnio, así que se vienen para acá y viven con sus caniches en Park Avenue. Deben ser débiles, presas fáciles de gigolós expertos. Ahora se me ocurre que debe haber gigolós especialistas, y me pregunto cómo será especializarse en ocupar el lugar de semejantes generales: a quién se le ocurrirá meterse en esas aguas o cobijas.
Martín Caparrós. Fotografía de Larry Racioppo.