Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

"Ciudad de cristal", la novela gráfica.

24/2/06 | |

El sábado anterior en El Tiempo, leía un artículo sobre la novela gráfica "Ciudad de Cristal" (que por fin está en Colombia, gracias a editorial Anagrama), adaptación de Paul Karasik y David Mazzucchelli de la obra homónima del escritor norteamericano Paul Auster. Mientras esta delicia llega a mis manos, aquí les dejo una página de la versión original, publicada en 1994.
Sobre la novela:
"El protagonista de La Ciudad de Cristal es Daniel Quinn, un escritor de novelas policíacas y de misterio. Quinn escribe esas novelas bajo seudónimo. Antes, Quinn había publicado libros de poesía y escrito obras de teatro; también había sido autor de varios ensayos críticos y bastantes traducciones; pero tras la pérdida de su esposa y su hijo en un accidente, una parte de él murió con ellos y Quinn abandonó todo aquello, junto con la gente que conocía, para ir a refugiarse en Max Work (un personaje de ficción que protagoniza sus novelas, unas novelas que escribe como otra persona) y vivir en un pequeño apartamento en Nueva York. Es en esta época cuando recibe unas extrañas llamadas telefónicas en las que el interlocutor cree estar hablando con una agencia de investigación y que solicita los servicios de un detective privado llamado Paul Auster para que le proteja de la persona que quiere matarle. Quinn decide hacerse pasar por ese detective".
Leer más:
"En el fondo, creo que mi obra procede de una situación de intensa desesperación personal, de una manera profundamente pesimista y nihilista de ver el mundo, del hecho de que seamos mortales y efímeros, de la insuficiencia del lenguaje, de lo aislados que vivimos en los demás. Y sin embrago, al mismo tiempo, he querido expresar la belleza y extraordinaria felicidad de sentirse vivo, de respirar, la alegría de estar vivo dentro de tu propia piel".
Paul Auster