Compre la mascota, compre la mascota; lleve su CUYEO (oh, sííii!, nena!).
Quemar tiempo, la espera desespera; Inglaterra-Ecuador, todo muy bonito, muy prometedor y Beckham anota; como que mejor me pongo a escuchar mi casette-salpicón con los éxitos del Chuck, Chris Isaak, don Nick, Etta James, The Who, XTC y los Kinks.
A las 12.15 ingresamos al estadio la Libertad, después de una muy poco convincente requisa (viva la autoridad, caraxo!). En el estadio el que no salta es un caleño *%&+*# (tocó saltar, butter knee) y que Papa, Yuca y Cuy, viva el Pasto, Cuyuyui! y otro montón de cánticos con una sospechosa influencia de las barras argentinas.
Es un sentimiento…yo daría mi vida por verte campion…para ser campió, sólo hay qui ganar (lógico, no?)
Para el mientras tanto: partido de reservas del Pasto con el Boca Juniors valluno.
Minuto 90 y comienza el detestable Pachecolo pastuso a animar a las tribunas; una experiencia inolvidable escuchar a este pelafustán de tercera, con su estilo de que yo si es que animo hasta un funeral doble. Qué Viagra ni qué diablos, tú eres el HOMBRE.
Y que no me apaguen la luz, porque hay unas caritas, dulce señor mío…afáname la billetera, afáname la billetera, Pasto, Cuy y gozadera (perdón, estoy componiendo un reggaetón).
TETIADO, TETIADO, ESTO ESTÁ TETIADO; CHOLADO, CHOLADO, DÁME NENA UN CHOLADO...Y AAAAFÁNAME LA BILLETERRA; VIEJAS LOBAS, GOOOOZADERA.
Y entre y entre gente, sumercé. Y la policía, me imagino, contando chistes pastusos y dándose un descansito, porque cómo trabajan los condenados. Y al Van Basten, que se le van las luces y pa’la casa, papá…eso le pasa por calabaza, como diría Mayerly (y otros miles de niños durante las últimas cuatro décadas).
Arde San Juan de Pasto, comienza el partido y el Cali aprieta y el Depor, perdido. Entra Rodas (sí, el mismo Rodas que jugara en el Quindío; seguro, no es su sobrino) y la cosa mejora. Y yo, el Sr. Frío, ya me enfiesté (digamos)…ayyy, cuyyyuyui, casi, casi. Primeros 45 minutos.
Entretiempo.
Inicia el segundo tiempo, no se ve nada y toca ponerse de pie; desde aquí un saludo a la churosa del demonio que no quiso sentarse en todo el partido, que te muerda un sapo mutante (y también al ruanón con pinta de borrachín, otro que tampoco).
Y llegó el goooooooool, y el estadio que parece a punto de venirse abajo...Adiós abuelita, gracias por todo; Camilo, cuide a la bebé.
Yo daría mi vida por verte campion…sale campion, sale campion, sale campion.
El Cali empata con gol de Antoni Tapia y los últimos diez minutos son un parto triple y sin anestesia. Llega el pitazo final, en el cielo el fuego explota (tranquilos, no es el Galeras); achibuey, se adelantó el carnaval. Los hinchas del Cali salen volados. Por primera vez en casi tres décadas de vida malgastada, siento una emoción tan embriagante, tan poderosa, tan huracanada…esto es fútbol, hijuemadre vida, casi tan bueno como el amor o el sexo y a veces, algo mejor.
Soy una plañidera momposina, pero afortunadamente nadie se da cuenta. Gracias madre, gracias padre; descubrí la esencia de estar vivo.
Ahora sí, que explote el Galeras. Mejor no, porque ya viene la Libertadores.