«¡Eres un monstruo!», le gritó ella.
El asintió con lo que parecía su cabeza.
El asintió con lo que parecía su cabeza.
CARACOL
Raúl Brasca
Se puso el caracol en el oído y oyó el ruido del mar mientras la tarde espléndida se oscurecía y el aire diáfano se volvía agua. Cuando vio pasar un pez frente a sus ojos pensó que se ahogaría y, rápidamente, separó el caracol de su oreja. La luz volvió y el agua se hizo aire transparente. Aliviado, respiró hondo y se pasó la lengua por los labios húmedos que aún conservaban restos de sal.Raúl Brasca