ACTO FINALTras secarse el sudor con su pañuelo, la concurrencia presenció cómo se ahogaba, impedido para respirar. Fue así como se supo que no era un charlatán: el mago por descuido se había borrado la cara.
Edgar Omar Avilés
ACTO FINALTras secarse el sudor con su pañuelo, la concurrencia presenció cómo se ahogaba, impedido para respirar. Fue así como se supo que no era un charlatán: el mago por descuido se había borrado la cara.
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