Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Lana Turner, morena es más peligrosa

1/3/09 | |

ACTO FINAL

Tras secarse el sudor con su pañuelo, la concurrencia presenció cómo se ahogaba, impedido para respirar. Fue así como se supo que no era un charlatán: el mago por descuido se había borrado la cara.
Edgar Omar Avilés