Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Roger Wolfe, silencio de una vez

16/4/09 | |

Solía encontrarme billetes de tren y de autobús entre las páginas de mis libros. De los libros que estaba leyendo, quiero decir. Ahora me suelo encontrar tarjetas de embarque para aviones. Sigo intentando decidir si a esto lo debería llamar progreso. Sabe Dios. Pero quién demonios sabe nada. Dejemos en paz a Dios.

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Ocupan la mesa de enfrente de la mía. Un tipo de traje y corbata y una jovencita rubia. No parecen amantes, ni amigos, ni nada que pueda uno definir...
Cuando pienso en las vidas malgastadas. Las horas, los días, las semanas. Los meses, los años. Las vidas malgastadas...; los amores echados a perder.
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Esta irreprimible necesidad de explicarme, y explicarme, y explicarme. Siempre explicarme. Es la soga con la que algún día me colgaré.
Neurótico obsesivo compulsivo montón de células emocionales enfermas.
Loco.
Carne de psiquiátrico.
Cuándo llegará el fin.
El silencio, de una vez.
Roger Wolfe. Vela en este entierro