Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

La carta, de José Luis González

10/1/10 | |


La carta

San Juan, Puerto Rico
8 de marzo de 1947

Querida vieja:
Como yo le desia antes de venirme, aquí las cosas me van vién. Desde que llegué enseguida incontré trabajo. Me pagan 8 pesos la semana y con eso vivo como don Pepe el administradol de la central allá.
La ropa aqella que quedé de mandale, no la he podido compral pues quiero buscarla en una de las tiendas mejores. Dígale a Petra que cuando valla por casa le boy a llevar un regalito al nene de ella.
Boy a ver si me saco un retrato un día de estos para mandálselo a uste.
El otro día vi a Felo el hijo de la comai María. El esta trabajando pero gana menos que yo.
Bueno recueldese de escrivirme y contarme todo lo que pasa por alla.
Su ijo que la quiere y le pide la bendisión.
Juan

Después de firmar, dobló cuidadosamente el papel ajado y lleno de borrones y se lo guardó en el bolsillo de la camisa. Caminó hasta la estación de correos más próxima, y al llegar se echó la gorra raída sobre la frente y se acuclilló en el umbral de una de las puertas. Dobló la mano izquierda, fingiéndose manco, y extendió la derecha con la palma hacia arriba.
Cuando reunió los cuatro centavos necesarios, compró el sobre y los sellos y despachó la carta.

José Luis González, La galería (México: Biblioteca Era, 1982. En: Brevísima Relación. Antología del microcuento hispanoamericano. Santiago: Mosquito, 1990).