Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea.
De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.
La gloria del futbol
Tomo el balón, eludió a dos con fina gambeta, con cabeza erguida de rabona dio el pase, la pelota volvió, ante el arquero la picó… fantástico gol; salió en andas, el estadio lo vitoria en celeste y blanco…
El sueño terminó cuando en su palma sintió la moneda de un peso, que sería con lo que debería comer esa noche.
Héctor Quevedo.
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Fútbol
Son veintidos muchachos las rodillas al aire/olor a nagulladas hierbes/El público con ojos asombrados/el fuerte gozne articular observa/la poderosa valva de la rótula/los tendones tirantes como cuerdas/Van y vienen los trajes de colores/ ahora da uno una patada épica/algo vuela hacia el sol y no se sabe/si es la pelota o si es la misma Tierra.
Baldomero Fernández Moreno.
Fotografía de
Martin Munkácsi, 1928.
::: Feist -
Let it die.