Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Nada sucede, sin embargo

25/12/10 | |

SECRETOS

Esconde los secretos en un cofre de plata debajo de la almohada. Su boca desconoce la infidencia, el reclamo y la súplica. Toda su vida reposa en el cofre como una rata asustada. Ella, que nunca saboreó el aroma de los hombres dormidos ni la algarabía de los bares ni la desnuda luna de las brujas del bosque, duerme a cal y canto, las manos sobre el pecho y abierto el ojo abierto de la desconfianza. Sueña que abren el cofre y riegan en la plaza con descaro sus pobres secretos: deseos, humillaciones, pequeñas venganzas. Nada sucede, sin embargo. Cada mañana la mujer despierta para comprobar que el cofre sigue intacto. Sólo después de su muerte alguien lo abre y encuentra nada más que un puñado de polvo.
Triunfo Arciniegas.
Ilustración de Georges Barbier, 1914.