Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Préñame de luz

28/12/10 | |

EL CANTAR DE LOS CANTARES

Su sexo, araña hambrienta en la telaraña de la noche. Sus senos, dos colinas coronadas de dientes, y su ombligo, delicada copa del licor de los hombres. Su cuerpo es el cantar de los cantares. No sabe si Dios la hizo para el placer o la devoción y se debate entre el Señor y los demonios. “Te ofrezco mis delirios, Señor”, dice. “Préñame de luz para conjurar este atado de sombras.” Se arrastra desnuda por los corredores del convento hasta que otras monjas, menos ardientes, la conducen al pozo donde tiemblan las estrellas. “Un baño de agua fría le hará bien”, anuncia la abadesa, que muy dentro reconoce que no hay agua que apague el infierno de su cuerpo.
Triunfo Arciniegas.

PEQUEÑOS CUERPOS

Los niños entraron a la casa y destrozaron las jaulas. La mujer encontró los cuerpos muertos y enloqueció. Los pájaros no regresaron.
Triunfo Arciniegas.