Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

El toque de los luminosos días

10/5/13 | |

Decorados 

En aquellos días, los desesperados, que eran los más, se arrojaban de ventanas y balcones, ante la inminente llegada del juez, que por impago de sus hipotecadas casas, ejecutaba de inmediato su desahucio. De este modo, la justicia para hacer cumplir la ley caminaba sobre cadáveres, en una ciudad de aspecto lunar en la que la autoridad había dado orden de colocar maniquíes en las terrazas de las cafeterías y en las butacas de cines y teatros para lograr un cierto aire de normalidad, una vaga sensación de regreso a los luminosos días del pasado y la abundancia.
Julia Otxoa.
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La madre

La chica escribió un cuento. "Sería mejor si escribieras una novela", dijo su madre. La chica construyó una casa de muñecas. "Sería mucho mejor si fuera una casa de verdad", dijo la madre. La chica hizo un cojín para su padre. "¿No hubiera sido más útil un edredón?", dijo la madre. La chica excavó un pequeño hoyo en el jardín. "Sería mucho mejor si excavaras uno grande", dijo la madre. La chica excavó un gran hoyo y, dentro, se echó a dormir. "Sería mucho mejor si te durmieras para siempre", dijo la madre.
Lydia Davis.