Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

El reloj contra la pared

10/6/13 | |

—Nick —dijo—. ¿Qué te ha ocurrido? ¿Desde cuando eres así?
Le dije que, bueno, que si se refería a cuando se me había revelado la verdad, pues que esto había ocurrido durante un proceso muy largo. Había ido captando retazos de ella poco a poco, y de vez en cuando me quedaba perplejo y asustado. Yo no sabía la razón, y solía ocurrírseme que me iba a volver loco o algo parecido. Y de pronto, aquella misma noche, en su casa, mientras estaba fuera de mi mismo planeando cosas, y también después, mientras observaba que las cosas salían como había pensado, había sentido como si alguien apretase un gatillo en mi cabeza y se produjera en ella un violento relámpago; entonces había visto toda la verdad; por lo menos había visto por qué las cosas eran como eran y por qué era yo como era.
Lo comprendí todo, querida —dije—. Vi la verdad y la gloria; y no te va a ir tan mal como puedes creer. Vaya, una tía como tu puede colocarse de puta en cualquier pueblo de la costa, sólo harás lo que tanto te gusta hacer, y te reconozco que nunca he conocido a una tía que lo haga mejor. Y ya que hablamos de esto, como no vamos a vernos nunca mas, no tendría ningún inconveniente en clavártela durante unos cinco o diez minutos, aunque seas ya un poco fugitiva de la justicia.
Rose cogió el reloj despertador de la cómoda y me lo tiró. Se hizo polvo contra la pared, y lo que quiero decir es que realmente se hizo polvo.

Fragmento de 1280 almas, de Jim Thompson (traducción de Antonio Prometeo Moya).