Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Un trozo de Salter

19/9/23 | |

Oyó que ella pronunciaba su nombre. No dijo nada. Se quedó allí tendido mientras empequeñecía, cada vez más, hasta desvanecerse. La habitación se convirtió en una ventana, en una fachada, en un grupo de edificios, de plazas, de barrios, y al final en toda Roma... Su éxtasis estaba más allá de toda comprensión. Los tejados de las grandes catedrales refulgían bajo el aire invernal. 

Fragmento de El cine, relato de James Salter, incluído en Anochecer. Traducción de Antoni
Puigròs.