Estoy sentada frente al espejo, Zeta así me lo dijo: “Pon una vela enfrente de ti; la mirada fija en un punto, puede ser la nariz, o el centro de los ojos. Si es posible a solas para que nadie te distraiga”.
Sentí miedo; pero ya no, lo difícil es tomar la decisión, y ésta vale la pena. Si lo logro, después lo que yo quiera. Es sólo concentración: la punta de la nariz, la punta de la nariz.
Todo se nubla. Caigo en un pozo. Tengo miedo. Tengo que sobreponerme: la mirada fija en un punto; lo voy a lograr, lo voy a lograr, ¡lo estoy logrando! Ya perdí la mitad de la cara; sólo me faltan los ojos, ¿pero si los dejo de ver, con qué me veo?
Martha Figueroa de Dueñas.