Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Algo de Insultos al público

15/7/24 | |

 Escuchar las letanías en las iglesias católicas. Escuchar los exhortos e invectivas del público durante un partido de fútbol. 

 Hacer girar libremente la rueda de una bicicleta, seguir el ruido de los radios desde su punto de unión, y observar cómo se ralentiza su movimiento desde el cubo de la rueda. Escuchar el arranque y la parada de una hormigonera. Escuchar las intervenciones del público a lo largo de un coloquio. Escuchar el trasiego de trenes en una estación. Escuchar el hit-parade de Radio Luxemburgo. Escuchar a los traductores simultáneos de las Naciones Unidas. Escuchar el diálogo del jefe de la banda (Lee J. Cobb) con la chica, en la película «La caída de Tulla», cuando ésta le pregunta al jefe cuántos hombres pretende eliminar, a lo que el jefe de la banda responde, reclinándose en su silla: «¿cuántos me quedan aún?». Observar al jefe de la banda en este momento. Ver las películas de los Beatles. Observar, en la primera de ellas, la cara sonriente de Ringo Starr cuando, poco después de ser burlado por sus compañeros, se sienta en la batería y comienza a tocar el tambor. 
 Ver la mirada de Gary Cooper en la película «El hombre del Oeste». Ver, en la misma película, la muerte del mudo, quien, con una bala en el cuerpo atraviesa tambaleándose el pueblo desierto y lanza un grito desgarrador. 
 Observar, en el zoo, los monos que imitan a los hombres y las llamas que escupen como ellos.

Fragmento de Insultos al público, de PETER HANDKE. Versión de José Luis Gómez y Emilio Hernández.