Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea. De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.

Mi maletín

10/7/24 | |

Mi maletín 

Obviamente, fue por mi maletín que volvieron a contratarme para dar clases el siguiente semestre. Quedaron impresionados porque mi maletín se parecía muchísimo a un maletín. 
Además, yo sabía caminar por los pasillos y cargar mi maletín. Era capaz de abrir con llave la puerta de la oficina y de entrar a la oficina. En la oficina tenía una silla giratoria con rueditas. Dejaba la puerta abierta durante el horario de tutoría y la cerraba bien apenas terminaba el horario de tutoría. La secretaria del departamento hacía todo lo que yo le pidiera, siempre y cuando fuera razonable. Elegía con cuidado las cosas que le pedía. Me mostraba enérgica y preocupada ante ella, pero con una sonrisa amable. Había un buzón de correo, con mi nombre grabado en letras gruesas, debajo del reloj. También hablé con algún estudiante, cuando me crucé con alguno en el pasillo, siempre con la expresión correcta, de ligero asombro y distracción, aunque todas las respuestas que di fueron claras y contundentes.

Lydia Davis.
De Esa gente que no conocemos. Traducción de Eleonora González Capria.