LA CIUDAD
En la ciudad desierta un hombre piensa en voz baja. El silencio vocifera y apaga
el pensar del hombre. El hombre piensa en voz alta. El silencio vocifera y ahoga el
pensamiento del hombre. El hombre, sin pensarlo, grita. El silencio, ya afónico se
resigna. Los ecos de la ciudad desierta repiten hasta el infinito ese único sonido. El
hombre, aunque se ha tapado los oídos con las manos, ya no puede pensar.
Laura Krauz.