Hasta entonces, yo tampoco me había fijado en esos árboles tan grandes. Alcé la vista hacia sus copas. ¿Por qué me habría fijado en ellos justo ese día? No me extrañaba tanto que no los hubiera visto antes como el hecho de que los estuviera viendo ahora por primera vez. Las copas quedaban muy altas. Eran delgadas y rectas, y resultaban inquietantes: tenía la sensación de que iba a ser succionada directamente desde la tierra hacia ese cielo blando y luminoso.
Fragmento de Territorio de luz, de Yuko Tsushima (1947-2016).