Es como la lluvia en una película muda, o como un barco en el fondo del mar, o como una galería de espejos a la hora de cerrar, o como la tumba del ventrílocuo mundialmente famoso, o como el rostro de la novia cuando se sienta a mear después de hacer el amor toda la noche, o como una camisa secándose en el tendal sin una casa a la vista… Bueno, vas pillando la idea.
De 'El monstruo ama su laberinto', Charles SIMIC.
Para
mirarte
mejor
Aunque
te
aceche
con
las
mismas
ansias,
rondando
siempre
tu
esquina, hoy
no
podríamos
reconocernos
como
antes.
Tú
ya
no
usas
esa
capita
roja que
causaba
revuelos
cuando
pasabas
por
la
feria
del
Parque
Forestal, hojeando
libros
o
admirando
cuadros,
y
yo
no
me
atrevo
ni
a
sonreírte,
con esta
boca
desdentada.
Juan
Armando
Epple.